Cuando de educar se trata...

Escoger un colegio adecuado que satisfaga las expectativas educacionales que como padre se tiene no es fácil y más en una ciudad intermedia como Pereira. La oferta es amplia inclusive diría que exagerada en el sistema privado, que van desde los rebombantes jardines con súper especializaciones, colegios de todas las categorías y estratos , liceos en spanglish y últimamente los school como si significaran algo diferente por estar en ingles, claro todos buscando el mejor espacio campestre, rayando con lo paradisíaco y/o vacacional, además de un perfecto maquillaje arquitectónico más pareciéndose a un producto de consumo que a lo que realmente debe ser “un servicio con vocación educativa” que difiere totalmente con lo que se ofrece, inclusive se cree que a mayor costo igual a mejor educación, craso error, aquí no aplica muchas veces este tipo de postulados matemáticos.

Y es así como la educación privada primero vende una imagen, ya sea por tradición, por renombre, por novedad o por recomendación de vecinos o de amigos de los amigos y no por lo que realmente debería ser, por su capacidad académica y pedagógica. En esta perspectiva son pocos los que son honestos inclusive me atrevería a decir que no se pasan de ser tres o dos colegios en la ciudad. Lo más grave es que muchos padres desconocen quienes son las personas que acompañan e imparten educación sus hijos durante gran parte del día, solo conocen las sonrisitas amables de los docentes en las reuniones de padres, pero de allí a saber que tan profesional es en su campo es cuestionable, máxime cuando la gran mayoría de profesores en colegios privados carecen de un titulo, padecen la inestabilidad económica y laboral además de un sueldo irrisorio.

Ahora la educación pública es la otra alternativa aunque muy satanizada es otra, menos deseada por las personas con poder adquisitivo –pues no se hacen las relaciones económico-sociales que merecen sus hijos- y con muchas más restricciones a la hora de un cupo, pero es la única que esta tomado medidas reales y garantiza una educación al margen de los interese económicos; si, esa, la educación pública esta evaluando sus educadores, les ofrece una estabilidad laboral y una remuneración decente en la medida de sus progresos académicos y profesionales, que tendrá que manifestarse en una mejor educación.

Pues la educación es un proceso integral, entre la institución, los educadores y los estudiantes y padres de familia, no como escuche algún día, “El que ha de ser buen estudiante lo es en cualquier colegio” o usted dejaría que su hijo fuera operado por un farmaceuta en la mejor clínica de la ciudad...